domingo, 14 de octubre de 2018

Después del Estado-nación


En los tiempos modernos, la nación fue “la otra cara” de estado y su arma principal en logro de soberanía territorial y poblacional. Gran parte de la credibilidad de la nación y su tractivo como garante de seguridad y duración deriva de su íntima asociación con el Estado, y –por medio del Estado- con las acciones destinadas a concretar la certeza y la seguridad de los ciudadanos sobre la base sólida y confiable de la acción colectiva. En las condiciones actuales, de poco le sirve a la nación su estrecho vínculo con el Estado. El Estado tampoco puede esperar mucho del potencial de movilización de la nación, cada vez menos necesario, ya que los ejércitos reunidos por el frenesís patriótico han sido reemplazados por aplomadas y profesionales elites de alta tecnologías, y la riqueza del país ya no se mide por la calidad, la cantidad y el espíritu de la fuerza laboral si no por la seducción que pueda ejercer sobre las frías fuerza mercenarias del capital global.

  

En un estado que ha dejado de ser un puente seguro para trascender la prisión de la mortalidad individual, por la preservación de la gloria del Estado suena vacuo y grotesco, e incluso cómico. El romance de siglo entre la nación y el Estado toca a su fin: no ha producido un divorcio, si no mas bien se ha vinculado marital basado en la lealtad incondicional. Ahora, los cónyuges son libres de mirar hacia otra parte y de sellar nuevas alianzas; su sociedad ya no es el patrón obligatorio de una conducta correcta y aceptable. Podemos decir que la nación, que solía ofrecer un sustituto de la comunidad en la época de la Gesellschaft, se retrotrae ahora a la época anterior de la Gesellschaft, en busca de un patrón que pueda imitar como modelo. El andamio institucional capaz de mantener entera a la nación es cada vez más concebible como una tarea de bricolaje casero. Los sueños de certidumbre y seguridad- y no el aprovisionamiento rutinario y práctico de esas necesidades- deberían estimular a los individuos huérfanos a ponerse bajo el ala de la nación en su búsqueda de la elusiva seguridad.

Parece haber poca esperanza de rescatar los servicios estatales que proporcionaban certidumbre y seguridad. La libertad de la política estatal se ve permanentemente socavada por los nuevos poderes globales, equipados con las pavorosas armas de la extraterritorialidad, la velocidad de movimiento y la capacidad de evasión/escape; los castigos impuestos por violar la nueva ley global son rápidos y despiadados. De hecho, la negativa a jugar la partida según las nuevas reglas globales es el delito más duramente castigado, un crimen que los poderes estales, atados al suelo por su propia soberanía definida territorialmente, deben evitar cometer a cualquier precio.

            El estado de hoy solo le vende sueños, ofreciendo estabilidad y comodidad a su pueblo, cuando en realidad solo toman participación a sus beneficios propios   y aquel que está rodeado por estos individuo se siente obligado a tomar participación de esta acción por temor a los daños personales, convirtiendo este roll como cultura política. No obstante, el pueblo nota la acción ridícula de nuestro gobernante, algunos lo aceptan tal como son otros luchan por su quejas y derechos (persona que por lo normal son los más afectados de dicha violación). Luchadores que son auxiliados por personas de gran corazón entre otros solo por hacer noticias.

            A pesar de los daños de los daños causados por la tecnología, esta también ayuda abrir los ojos de muchos, (como por ejemplos por medio de la redes anuncian los daños causado a los débiles por personas que creen tener poder sobre los demás) creando una lucha unánime de forma tal que nuestros gobernantes se siente de manos atadas y obligados a tomar una acción remediada, pero dicha acción también es realizada para obviar los daños recientes de su parte, así el pueblo cambia el tema de nuestro dañas actuales por una solución que hasta puede ser ficticia o arreglada.

            En cuanto a los nuevos integrantes, solo son individuos que luchan por tomar parte del poder y los beneficios que se logran por tomar dicho cargo político pero de la única forma vista que logran gran Azaña es negociando con los prospectos más poderoso, para ellos la situación del pueblo solo queda como una excusa para derrocar a su oponente. Más aun, dominan a los afectados entrando a su mente por medios de los daños vividos para ganar más votos y postulaciones, de tal forma que el pueblo llega ser comprado en su degusto social cayendo en la trampa de la rata. Sería  bueno que el pueblo se mantenga alerta constantemente   y mantenga sus fines rectos, pero esto solo se logra una educación escolar que convenientemente solo tiene una estructura esclavista por los mismos que se mantienen en la altura.

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